Conguitos, ratones, vikingos, cowboys y cowgirls, brujas y princesas, mosqueteros, bomberos, piratas, presos y súper héroes de todas las categorías y hasta el mismísimo Che Guevara. Un grupo tan ecléctico de personajes sólo podía juntarse el sábado en el salón comunitario del residencial Puerta de San Fernando con un objetivo: ¡celebrar el primer Carnaval de El Cañaveral!
Merienda y photocall
Primero fue el turno de los más pequeños, que disfrutaron de lo lindo con la merienda que había especialmente preparada para ellos y en la que, por supuesto, no faltaron ni los dulces caseros ni las chucherías.
Y, siguiendo el precedente que ya sentaron en Navidad -cuando fueron los propios vecinos los que decoraron el residencial con todo tipo de adornos hechos por niños y mayores-, para esta ocasión prepararon un cuidado photocall.
Así, todo aquel que se animara, podía hacerse fotos con marcos decorados, bocadillos tipo cómic, complementos de todos los colores, formas y tamaños e, incluso, cambiar temporalmente su disfraz para convertirse en el primer astronauta del barrio o una auténtica bailarina de ballet.
Premios merecidos
Y como todo Carnaval que se precie, no podía faltar el reconocimiento a los disfraces más llamativos, los mejor presentados y, por qué no, también a los menos elaborados.
Así, en Puerta de San Fernando tiraron de imaginación y buen humor y, mientras que unos animados «conguitos» se llevaron la camiseta que les correspondía en la categoría de mejor disfraz y unos inquietos trolls ganaron por ser el mejor grupo, “un señor de Cuenca con boina” recibió como premio la taza que le alzaba en la categoría “Al más cutre”.
Al final, entre risas, música y bailes, la fiesta se alargó hasta la noche para demostrar, una vez más, que, en El Cañaveral, cualquier fecha es perfecta para organizar una actividad y pasar un buen rato todos juntos.