La tarde noche del pasado martes, 31 de octubre, se vivieron momentos de auténtico pánico en El Cañaveral. Eso sí, fue un terror completamente controlado y al que, además, se apuntaron todos los vecinos del barrio que, nuevamente, estaban encantados de ser los grandes protagonistas de sus propias celebraciones de Halloween.
Zombies hambrientos
Así, desde primera hora de la tarde, en las calles Víctor Granizo y Mario Moreno Cantinflas –desde las que se accede a las urbanizaciones donde ya se encuentran los residentes del barrio- comenzó a percibirse cierto movimiento “de ultratumba”.
Brujas, zombis, vampiros, momias, fantasmas o muñecos diabólicos empezaba a congregarse en los salones comunes –perfectamente decorados para la ocasión- y a degustar algunos de los manjares que habían preparado para disfrutar al máximo de una noche tan especial.
De hecho, no faltaron los esqueletos de salchichas, las escobas de queso, las pizzas con forma de cerebro, el guacamole diabólico y muchos dulces, que los más pequeños recibían tras decir el famoso “trick or treating” (“truco o trato”).
Aunque, tal y como cuenta Guada, una de las organizadoras, entre risas, era tal el realismo de algunos disfraces y comidas que, pese a que “los niños viven Halloween con toda naturalidad, también hubo alguno que se asustó”.
Halloween común
Pero la fiesta no terminó ahí. Con fuerzas renovadas y, sobre todo, muchas ganas de divertirse, la particular comitiva de vampiros, zombis y demás personajes no dudó en recorrer las calles de El Cañaveral y visitar a los vecinos de la urbanización contigua.
Y, con una presentación digna de la mejor película de terror –y un maravilloso punto cómico-, reclamaron la entrada ante las miradas asombradas y divertidas de quienes permanecían al otro lado de la verja. “Ya verás como esta noche sueño con esto”, decían algunos, medio en broma, medio en serio.
Finalmente, Sonia, una de las vecinas, cedió a las “presiones” y abrió la puerta para, tal y como coinciden en afirmar, “pasarlo genial entre todos”. Y es que, en El Cañaveral, no cabe ya la menor duda de que cualquier ocasión es buena para disfrutar al máximo del barrio y del buen ambiente que se sigue creando entre sus vecinos.