Es tal la importancia que ha ido ganando El Cañaveral en el mapa de la comunidad de Madrid y, sobre todo, el espíritu navideño que se desprende de sus primeros vecinos, que hasta Papá Noel avisó a los renos de su trineo para que le llevaran directos desde Laponia al barrio.
Y menos mal que los vecinos prepararon el salón comunitario del residencial Puerta de San Fernando para recibir a su ilustre invitado como se merecía. Gracias a ello, y justo antes de la cena de Nochebuena, los más pequeños –que han sido los encargados de decorar el residencial con todo tipo de adornos navideños elaborados por ellos mismos- pudieron sentarse en sus rodillas y entregarle sus cartas.
Ilusión y sorpresa
No en vano, los auténticos protagonistas de la actividad fueron, precisamente, los niños de la urbanización. Sus caras de sorpresa e ilusión merecieron todos los esfuerzos, tal y como coinciden en apuntar los organizadores e, incluso, el propio Papá Noel, quien no dudó en afirmar:
“Es impagable verles con los ojos como platos, incluso cuando los más pequeños se asustan un poco y se echan a llorar”
Y también es cierto que, por muchos años que se tengan ¿por qué no creer que Papá Noel puede hacer realidad algunos pequeños sueños? Así que algunos mayores no dudaron tampoco en acercarse hasta él y pedirle que, al menos, el nuevo año traiga más vecinos al barrio y los servicios que todos esperan impacientes en El Cañaveral.
Fin de fiesta con merienda
Y, como ya se ha convertido casi en tradición en Puerta de San Fernando, no hay actividad que se precie estas navidades que no acabe con una buena merienda con batidos de chocolate y bizcochos que, en esta ocasión, fueron los tradicionales roscones de reyes.
Una señal de que, aunque Papá Noel no haya podido conceder todos los deseos, ha marcado el camino que podrán seguir los Reyes Magos la próxima noche del 5 de enero para cerrar las primeras navidades de El Cañaveral por todo lo alto.