Con puntualidad inglesa, a las 5:30 de la mañana, el autobús de la línea 290, su primer conductor –Alfonso- y dos representantes de la empresa Etasa –que opera el servicio- estaban ya esperando en la parada situada la calle Mario Moreno Cantinflas a que los vecinos inauguraran el primer día del 290 en El Cañaveral.
Y estos respondieron como se merecía. Así, un pequeño grupo de residentes en la urbanización Puerta de San Fernando han sido los primeros en subirse al autobús que, desde ahora, une el barrio con la estación de tren de Coslada en apenas 15 minutos.
Entre ellos se encontraba Paco, que recibió las llaves de su casa nueva el día del cumpleaños de su hija: el 29 de abril. “Ha sido un poco madrugón pero ha merecido la pena”, dice sonriente. Y es que, después de bajarse en la parada de Coslada, que está situada concretamente en la Avenida de España, se han ido a la Plaza Mayor de la localidad a tomar un chocolate que les ha sabido a “objetivo conseguido”.
Para ir a trabajar o encontrarse con los amigos
Claudia se ha sumado a este día de inauguración cogiendo el bus de las 7:30 de la mañana para ir al instituto. Según explica, ha tenido que levantarse un poco más temprano y casi lo pierde, aunque, afortunadamente, el conductor ha sido benévolo con ella y, al ser la única pasajera de esa hora, la ha dejado subir. Tras este pequeño susto:
“Lo primero que he pensado al sentarme ha sido algo así como: ¡Por fin! ¡Ya tenemos autobús!”
No en vano, ella será una de los cada vez más numerosos vecinos que no solo emplearán el servicio para ir a estudiar o a trabajar sino que, también, lo tomarán como punto de partida para acceder a otras comunicaciones en sus ratos de ocio:
“Podré llegar a Hortaleza –donde vivía antes- cogiendo el metro en Coslada para ver a mis antiguos amigos… ¡y así no le doy tanta guerra a mis padres para que me lleven y me traigan!”
Jornada tranquila
Los primeros viajes han discurrido tranquilos y con pocos pasajeros. Samuel, el conductor del turno de la tarde, destaca este hecho como la mayor diferencia con respecto a las rutas que suele realizar:
“Justo antes he estado cubriendo la 281 y he pasado de tener 500 o 600 pasajeros por turno a 7 u 8 a dos horas de terminar la jornada”.
No obstante, lo considera normal dadas las circunstancias y está convencido de que, en poco tiempo y con las buenas perspectivas que presenta El Cañaveral, aumentará el número de viajeros. Será entonces cuando la empresa podrá plantearse un aumento tanto en el número de paradas como en la frecuencia de paso.
Nuevos vecinos
Enrique, por su parte, se subió en la parada de Coslada porque él aún no es vecino de El Cañaveral, “pero espero serlo muy pronto”, comenta. Propietario de un piso en una de las promociones que están a punto de entregarse, reconoce que leyó la noticia en un periódico local “y me alegré muchísimo porque no tengo coche”.
De hecho, y tal y como comentaron los primeros pasajeros de la ruta, confían en que, gracias a estos logros,
“acaben rápidamente más promociones, lleguen más vecinos y nos consolidemos pronto como un barrio más con todos los servicios”.