“Aún no tenemos bares ni tiendas… ¡pero ya nos divertimos por nuestra cuenta!”. Con esta frase, pronunciada por uno de los vecinos del residencial Puerta de San Fernando, se resume perfectamente la buena energía y las ganas por salir adelante que se percibe nada más adentrarse en las calles de El Cañaveral.
Y si alguien pensaba que por no haber salido de Madrid en su primera Semana Santa en el barrio no iban a disfrutar de estos días, estaba muy equivocado. Incluso algún vecino ha confesado a El Cañaveral Noticias que cambió los planes que tenía previstos porque sabía que, con buscar huevos de pascua y participar en el concurso de torrijas, iba a tener la diversión asegurada.
Buscando huevos de chocolate
Los auténticos protagonistas de la mañana del Jueves Santo fueron la veintena de “peques” que se dedicaron a buscar huevos de chocolate por los jardines del residencial.
“Hicimos equipos por edades para que todos tuviesen las mismas oportunidades”, explica Sonia, una de las organizadoras. Y, aunque algunos de los más mayores parecían algo vergonzosos al principio, según comenta Nuria respecto a sus dos hijas, de 11 y 13 años, “al final participaron como el que más”.
Y es que, aunque hubo ganadores –los primeros que encontraron 25 huevos-, todos se llevaron sus cestas repletas de chocolates, risas y una divertida recomendación de la organización:
“Creemos que no hemos encontrado aún todos los huevos que repartimos, así que esperamos que nadie se tome a mal encontrarse alguno cuando se abra la piscina y extienda su toalla”
Concurso de torrijas
Y con la idea de que una Semana Santa sin torrijas es triste como un jardín sin flores, ¿cómo no iban organizar un concurso del dulce más tradicional de estas fechas? Pues dicho y hecho.
Pese a que también hubo torrijas que no participaron –“yo bajé las de mi madre”, explica Mariola entre risas-, entre los cinco “concursantes”, las ganadoras fueron las de Jose, quien reconoce que partía con un poco de ventaja por haber trabajado en las cocinas de un gran grupo hostelero.
No obstante, no dudó en revelar un pequeño secreto que seguro que muchos se apuntan para la edición del año que viene:
“Lo realmente importante es que las torrijas estén borrachas pero no empapadas”
Y, entre postres y chocolates, el salón comunitario de Puerta de San Fernando volvió a ejercer de punto de encuentro para los vecinos, que aprovecharon para idear planes nuevos y demostrar que, justo cuando cumplen su primer año en el barrio, la vida en El Cañaveral no ha hecho más que empezar.