Las dos primeras oficinas de venta de viviendas se instalaron en la avenida Blas de Lezo de El Cañaveral en octubre de 2015. En los últimos seis meses –fecha en la que los primeros vecinos ocuparon sus viviendas en el barrio- la cifra de casetas ha aumentado de tal forma que, justo cuando se cumple un año después de la llegada de los primeros comerciales inmobiliarios, estos alcanzan la quincena.
Y esta animada puerta de entrada a El Cañaveral es una de las pruebas más evidentes tanto de la buena marcha de las promociones actuales como del interés creciente de todos aquellos que buscan establecerse en el barrio.
Fecha clave: recepción de la primera fase
Las casetas de Fogesa y Comartos fueron las dos primeras que se instalaron en El Cañaveral y, tal y como recuerda entre sonrisas Sandra, la comercial de las dos fases del residencial Puerta de San Fernando,
“¡No estaba ni urbanizado! Éramos dos puntos de luz en medio del campo y a veces nos daba hasta un poco de miedo”
De hecho, y según añade Vanesa, la comercial de los residenciales Novoveral,
“Nosotros pusimos a la venta las primeras viviendas en nuestra oficina de Coslada y venir hasta El Cañaveral era como una excursión”.
Así, ambas coinciden en que la fecha clave fue la recepción de la primera fase del barrio porque “la gente por fin podía pasear por las primeras calles asfaltadas y eso daba más confianza”, explican.
Ventajas e inconvenientes
Y, a partir de entonces, la proliferación de las oficinas de venta ha demostrado la gran apuesta de constructoras y promotoras por El Cañaveral y, en consecuencia, ha aumentado el interés de los posibles compradores de viviendas en el barrio. La clave es que, tal y como especifica Vanesa,
“Han perdido el miedo y se acercan a preguntar a todas las casetas para llevarse toda la información disponible y elegir la vivienda que mejor se adapte a sus necesidades”
Un hecho que, por otra parte, también evidencia el aumento de la competencia entre las promociones. “Cada residencial es diferente -no ofrecemos el mismo producto porque hay viviendas libres, protegidas, edificadas de una forma, de otra, etc.- pero, aunque tenemos más visitas que hace un año, también es algo más difícil vender”, comenta Teresa, de Comartos.
Comodidad para los posibles compradores
Para los posibles futuros vecinos de El Cañaveral esta circunstancia supone, en cierto modo, una ventaja. Quique y Elena viven de alquiler en Coslada y se han acercado a interesarse por el barrio porque unos conocidos suyos esperan recibir su casa en 2017. “Hemos echado cuentas y nos hemos animado”, explica Elena ilusionada,
“Resulta mucho más cómodo informarte de varias promociones a la vez… ¡aunque tienes que ordenar mucho las ideas!”.
En su caso ya tenían buenas referencias del barrio y han llegado dispuestos a convertirse en vecinos, pero ver toda una hilera de coches frente a las oficinas de venta ha sido, según concluyen,
“La mejor señal para confirmar que El Cañaveral está realmente vivo”
